La selva amazónica no depende de nosotros. Nosotros dependemos de ella.
A estas alturas, ya sabes hace rato que la Amazonia está ardiendo a velocidad supersónica. Se quema un ecosistema maravilloso y complejísimo, con la mayor biodiversidad del mundo. Ya hace tiempo que esto pasa, tampoco es algo nuevo, pero ahora está ocurriendo con más intensidad: en lo que va de año, el número de incendios en Brasil ha aumentado en un 80% respecto al mismo período del año pasado (no se a ti, pero a mí me da auténtico vértigo solo de pensarlo).
La selva amazónica contiene el 20% del agua dulce del planeta Tierra y es uno de sus grandes pulmones. Pero lo más importante no es eso, sino su función equilibradora. Los bosques tropicales como la Amazonia son un pilar esencial en la regulación del clima y las lluvias en todo el mundo, por eso son vitales para compensar el cambio climático. Pero un bosque que se quema, no solo deja de absorber CO2 y liberar oxígeno, sino que el carbono almacenado en sus árboles se libera a la atmósfera, agravando aún más el problema.
Me temo que nos hemos metido en un círculo vicioso del que no es fácil salir: si los bosques se queman, el clima se vuelve más seco y el riesgo de que se produzcan más incendios aumenta. ¡¡¡Uf!!!. Pero perdóname, porque no estoy escribiendo este artículo para sobrecargarte y añadir más estrés y preocupación, sino para compartir contigo lo que siento. La Tierra nos está pidiendo consciencia y atención más que nunca. Nos pide a gritos que nos paremos y nos preguntemos:
¿Hacia dónde vamos?, ¿Es este el camino por el que queremos continuar?, ¿Qué futuro nos espera si seguimos como hasta ahora?.
Todos somos la Amazonia
Los incendios en la Amazonia no son un problema local, sino global, y todos estamos implicados de una forma u otra. Cada día más, lo que pasa en cualquier lugar del planeta nos afecta a todos, porque somos como pequeñas células de este inmenso organismo en el que todo está interconectado. No podemos mirar hacia otro lado, ya no por cuestiones puramente éticas, sino porque nos lo estamos jugando todo. Y no hay un mañana, solo hay un presente, un AHORA.
Sé que no es fácil mirar de frente a problemas tan grandes, porque nos sentimos pequeños e impotentes. Nos da miedo ver hasta dónde hemos sido capaces de llegar los humanos, y nos invade un cierto fatalismo que es comprensible, pero que nos desempodera y nos quita nuestra fuerza.
Nuestro estilo de vida moderno es insostenible a medio y largo plazo. Podemos elegir ver esto ahora, o esperar unos añitos más, pero antes o después la realidad caerá por su propio peso. ¿Y sabes qué?. Solo los habitantes de los países “ricos”, podemos cambiar eso. Somos los que más poder tenemos como consumidores, lo creamos o no.
Y sí, por desgracia el miedo, la desconexión de la naturaleza, de quienes somos y la falta de visión de futuro han guiado la mayoría de las acciones de la humanidad moderna. Y nos han llevado adonde estamos. Eso ya lo sabemos, pero podemos decir BASTA. Ya no es el momento de lamentar lo que pasa, ni siquiera de enfadarnos y señalar a otros, sino de tomar conciencia del enorme PODER que tenemos para cambiar de rumbo mediante nuestros (pequeños) actos cotidianos. La cuestión creo que es aprender a asumir ese poder, que no es fácil, porque tiene 2 caras:
- La “Buena”: tenemos en nuestra mano la llave para cambiar las cosas, parar esta locura y crear poco a poco un nuevo escenario. Todos influimos en nuestra realidad colectiva y juntos podemos hacer muchísimo.
- La “no tan Buena”: tenemos que empezar a actuar ya en nuestro pequeño radio de acción, sin excusas, sin esperar a que ningún líder nos salve, a que los políticos reaccionen, a que llueva. Todo eso está bien, pero no es suficiente.
No es ahí donde reside nuestro poder personal, sino en empezar a ser conscientes de la importancia y el valor de nuestra existencia, en elevar nuestra vibración y contagiar a los demás con ella. Y esto, aunque cueste, todos podemos hacerlo: es solo una elección personal.
Y ahora quiero hacerte un par de preguntas:
¿Te has parado a pensar cómo sería nuestro mundo si todos fuéramos más conscientes de nuestro poder como consumidores?
¿Y si confiáramos más en la fuerza de nuestros pequeños actos cotidianos y los ejerciéramos en nuestro día a día?.
Ya imagino lo que estás pensando: nuestros hábitos y creencias están super arraigados y no es fácil cuestionarlos. Sé por experiencia propia que es una tarea muy dolorosa, pero creo que hoy en día es imprescindible si queremos vivir una vida más plena, más consciente y preservar lo que tenemos.
Qué podemos hacer
Somos la primera generación en sentir el pinchazo del cambio climático, y somos la última generación que puede hacer algo al respecto.
Jay Inslee
Te propongo algunas cosas que puedes hacer desde ya para reducir tu huella ecológica y que tu consumo empiece a ser parte de la solución, no del problema. Si estás leyendo esto y has resistido hasta aquí, me apuesto cualquier cosa a que eres un consumidor/a consciente y que muchas ya las conoces y practicas. Así que ya tienes la mitad del camino hecho. Aun así, espero que lo que te propongo te resulte útil, porque aún nos queda mucho camino por recorrer.
1. Replantéate tu Dieta.
- Evita o reduce al mínimo tu consumo de carne y lácteos. A mayor consumo de estos productos, mayor deforestación.
La ganadería es la máxima responsable de los incendios, ya que esos territorios después se destinan al cultivo de soja y la creación de pastos para el ganado. España importa la soja que se produce en Brasil y otros países para producir piensos que alimentan a las vacas, cerdos, ovejas, cabras y pollos cuya carne, embutidos y lácteos se venden en nuestros supermercados. Por si no lo sabes, somos el 2º mayor consumidor de carne de Europa.
Creo que cada uno ha de elegir libremente su dieta basándose en su bioindividualidad y sus necesidades, pero si consumes carne o lácteos, toma menos cantidad y más calidad: elige solo productos locales, ecológicos o mejor aún, de animales alimentados 100% con pasto. Y recuerda que hay otras fuentes de proteína animal, como los huevos y pescados pequeños, y diversas fuentes de proteína vegetal de calidad que puedes alternar, si no eres vegetarian@ o vegan@.
- Evita cualquier producto con aceite de palma. También promueve la deforestación. Y siento decirlo, pero hay muchos productos ecológicos que contienen aceite de palma refinado (que además de insostenible, es perjudicial para tu salud). Si evitas la comida procesada, lo tienes resuelto.
2. Revisa tus Hábitos de consumo.
- Consume productos ecológicos siempre que puedas y procura que sean de proximidad, si es posible. Puedes comprar directamente a productores pequeños que estén cerca de ti, por ejemplo entrando a formar parte de un grupo de consumo. Y si puedes tener tu propia huerta, o participar en una huerta comunitaria, ¡mejor que mejor!.
- Consume y compra menos. No necesitamos tantas cosas como solemos comprar. Es mejor comprar menos a menudo y de mejor calidad.
- Evita los envases y el plástico de un solo uso tanto como puedas: no se trata de reciclar toda la basura, sino de no generarla.
- Sustituye las botellas de plástico por un termo de acero inoxidable o una botella de vidrio para llevar agua y otros líquidos.
- Lleva tus propias bolsas de tela u otros materiales sostenibles a todas partes y rechaza las de plástico.
- Compra a granel. Puedes llevar frutos secos, semillas, legumbres y cereales en bolsas de algodón orgánico.
- Utiliza jabón y champú en pastillas, en lugar de jabones líquidos en envases.
Hay muchas tiendas online de Residuo cero que también te ayudarán con estos cambios. Yo me he quedado sorprendida de la cantidad de maravillas que tienen en www.ceroresiduo.com.
- Utiliza menos el coche. Elige el transporte público y camina más.
- Prolonga la vida útil de todos los productos, en especial de madera y papel.
- Apoya las iniciativas de reforestación.
- Compra muebles de 2ª mano o de maderas sostenibles (de origen local, preferiblemente con certificado FSC). España también es uno de los mayores importadores europeos de madera del Amazonas.
3. Conciencia y pon consciencia
- Habla de ello. El conocimiento es poder. Conocer mejor el rol esencial que desempeñan los bosques en nuestro planeta y del peligro de la deforestación es algo que todos deberíamos saber. Comparte lo que sabes.
- Enseña a tus hijos la importancia de cuidar su entorno, respetar y amar a la Naturaleza, y a los demás. Y sobre todo, hazles saber que tienen poder.
- Vuelve la atención a tu interior. El fuego representa a la ira y es el elemento tierra el que lo calma y equilibra. Todos encerramos rabia y resentimientos, frustración y cansancio por tantas cosas que no son como queremos, por tantas situaciones que repetimos una y otra vez. La Tierra nos los está mostrando para que podamos sanarlos y avanzar. Llora, grita, siente el dolor y transfórmalo en fuerza, deja ir el pasado, porque el presente te está esperando. Cuanto más en paz estés, más energía podrás enviar a la Tierra.
4. Únete a las iniciativas colectivas
Además de tus acciones individuales, que creo que al final son las más importantes, puedes sumarte a otras colectivas, si no lo has hecho ya:
- Firma las peticiones que diversas organizaciones están haciendo para presionar a los gobiernos y apoya a aquellas que protegen el Amazonas y otros bosques naturales: www.es.greenpeace.org, www.act4amazonia.org, www.gaiaamazonas.org, www.socioambiental.org, www.amazonwatch.org, www.ran.org, www.pachamama.org, www.survivalinternational.org
- Visualiza. La energía que creamos con nuestros pensamientos va más allá de nosotros mismos e influye en el nivel de vibración del planeta tierra. Si todos elevamos nuestra vibración, podemos ayudar a que las cosas cambien y muchas personas ya lo están haciendo. Dedica unos minutos cada día a visualizar que llueve sobre el Amazonas y todos los bosques que están ardiendo, que los fuegos se apagan y vuelve a brotar la vida.
Y recuerda: no se trata de ser “perfectos”, sino de avanzar. Los cambios van despacio y cuestan, pero la consciencia ha de ir por delante e impulsar el cambio. Empieza por ver qué puedes incorporar en tu día a día y ve aumentando poco a poco. Cualquier cosa que hagas, suma y cuenta.
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